Las Franciscanas Hijas de la Misericordia nos unimos al recuerdo del Espíritu de Asís, que se celebra cada 27 de octubre, y que este año lleva como lema “El clamor de la tierra y el llanto de los pobres”.
La Humanidad herida y la Tierra enferma, al unísono, elevan su canto desgarrador al Dios de la Creación para sanar las heridas de la humanidad y del planeta que se está apagando.
El grito de la Tierra nos es diferente al grito de la humanidad. El papa Francisco hace cinco años nos recordaba en su encíclica Laudato Si: “No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y al mismo tiempo, para cuidar la naturaleza” (Laudato Si 139).
En su encíclica, el papa Francisco llama a la Iglesia, a los responsables nacionales de la toma de decisiones y a todas las personas de buena voluntad a reconocer la urgencia de nuestro desafío medioambiental, y a recordar que las zonas más pobres del mundo son particularmente vulnerables a la degradación ambiental y sus poblaciones son las más afectadas por sus efectos.
Estilos de vida sobrios y cambio de hábitos
Ante la envergadura del desafío de la sostenibilidad, las diversas organizaciones en defensa de la naturaleza nos instan a tomar conciencia de algunos de los mayores problemas sociales y medioambientales de nuestro planeta a los que nos enfrentamos –la contaminación generalizada, el cambio climático, la migración, la inseguridad alimentaria, la pobreza y la desigualdad, y la excesiva dependencia de los cambios tecnológicos— para encontrar soluciones eficaces y urgentes.
El progreso hacia una vida sostenible en la Tierra para todos y cada uno de nosotros requiere estilos de vida sobrios, junto con un cambio de comportamientos tanto individuales como colectivos y una radical transformación de las estructuras a gran escala. La labor de toda la red internacional de los movimientos en defensa de la naturaleza en muchas naciones y comunidades locales de todo el mundo dan testimonio de que es posible impulsar cambios positivos a escala micro, y de estos cambios a nivel local, se puede llevar a soluciones que a largo plazo puedan mejorar la habitabilidad de nuestro planeta.
Los sistemas económicos vigentes y los comportamientos humanos han mirado egoístamente a sus propios intereses, a buscar soluciones parciales que benefician a un grupo reducido de personas. Las propuestas de solución son tan escasas que nos da la sensación de que estamos fallando tanto al planeta como a los excluidos y pobres.
El “Espíritu de Asís”
El «Espíritu de Asís» es un impulso al encuentro que inauguró el Papa Juan Pablo II el 27 de octubre de 1986 en el Encuentro Interreligioso celebrado en la ciudad de Asís. Cuando respondiendo a su llamada, rezaron y ayunaron juntos ciento cincuenta representantes de las doce principales religiones del mundo. Un soplo del Espíritu Santo para lograr armonía y paz en el mundo inspirado en el Hermano Francisco. Una propuesta para recorrer caminos de encuentro, de diálogo y amistad, primeramente con cristianos de diversas denominaciones y luego con todos los creyentes en Dios.
Para pensar o compartir en grupo
- REZAR: ¿Cómo podemos incluir en nuestra oración personal y litúrgica el clamor de los pobres y el clamor de la tierra?
- INTERESARSE: ¿Nos interesamos por la suerte de los pobres cercanos? ¿Nos informamos sobre los problemas medioambientales? ¿Tenemos alguna actividad social?
- APOYAR: ¿Podemos apoyar en algo a grupos que trabajan por la justicia como los “círculos del silencio” o similares, o grupos que trabajan por la defensa del medioambiente como Ecologistas en acción, Greenpeace u otros?